Como una comunidad que aprende, asumimos el compromiso de hacer posible el proyecto de Jesús para la humanidad

Asumiendo el desafío de formar verdaderas comunidades que aprenden para el desarrollo de relaciones humanizantes que dinamicen nuestro proyecto compartido.

Fortaleciendo la vivencia de la espiritualidad teresiana para cultivar la interioridad, suscitar experiencias de encuentro y despertar el compromiso con la realidad, y la comunión eclesial.

Potenciando las diferentes dimensiones de la persona y educándola desde la realidad para que se comprometa en procesos de transformación social.
Cultivando relaciones que favorezcan la reciprocidad, corresponsabilidad, autonomía y participación, para acoger, respetar y valorar lo diverso, y propiciar el desarrollo de auténticos sujetos de encuentro.
Desarrollando desde el hecho educativo una conciencia crítica y una identidad cultural propia que permitan colaborar en la construcción de una nueva sociedad, democrática, intercultural, incluyente y solidaria.
Formando una conciencia crítica y ecológica que nos comprometa con la ética del cuidado de la vida en todas sus manifestaciones
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